lunes, 19 de noviembre de 2007

De vuelta en pos de un homenaje pendiente

Después de un tiempo de ausencia, debido a las obligaciones del laburo vuelvo traída por "un perfume de yuyos y de alfalfa que me llena de nuevo el corazón". Respondiendo al pedido del amable público, hacemos un tardío homenaje a quien fue uno de los poetas más grandes del tango en virtud de haberse cumplido 100 años de su nacimiento. Estamos hablando de Homero Nicolás Manzione Prestera, más conocido como Homero Manzi, seudónimo que adoptó poco después de empezar su carrera. Poeta, militante político (primero del radicalismo y luego con aparente simpatía peronista) este santiagueño pobló el universo del tango de obras que dejaban el lado moralista de muchos composiciones para centrarse en una poesía más orientada a la melancolía, la ausencia, el tiempo pasado y el paso del tiempo. A pesar de no ser porteño de cuna, algunos de sus tangos reproducen de manera inigualable el clima, la luz, el ambiente , la filosofía y la música de Buenos Aires sobre todo de la zona sur, así se ve en uno de los versos de el último organito cuando dice: "Con pasos apagados, elegirá la esquina/donde se mezclen luces de luna y almacén/ para que bailen valses detrás de la hornacina/la pálida marquesa y el pálido marqués"
Un artista que no se abstraía de los sucesos de sus tiempos, militó en la universidad, más precisamente en la Facultad de Derecho donde estudiaba, abordó el cine, abogó por los derechos de los compositores y hasta dicen que fue celestina de Evita y el general Perón.
Tuvo una corta pero intensa vida que dejó un paso indeleble en la cultura ciudadana así podríamos decirle a Homero, parafraseando sus versos:
"Tu canto es el amor que no se dio,
y el cielo que soñamos una vez,
y el fraternal amigo que se hundió
cinchando en la tormenta de un querer,
y esas ganas tremendas de llorar
que a veces nos inunda sin razón,
y el trago de licor que obliga a recordar
que el alma está en orsai"..